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SINDROME FACETARIO LUMBAR

El síndrome facetario se puede definir de forma muy general como, dolor o disfunción proveniente principalmente de las articulaciones facetarias (o articulaciones interapofisiarias) y tejidos blandos adyacentes.

 


La principal función de las articulaciones facetarias lumbares es proporcionar a las vértebras de resistencia a fuerzas rotacionales y de deslizamiento anterior, y proteger el disco de estas. Pero también tienen un papel en el soporte de la carga del peso del cuerpo. Normalmente, pueden soportar aproximadamente un 16% del total de la carga axial que soporta la columna en cada segmento vertebral, el restante lo soporta el disco intervertebral. Pero debido a su reducida superficie de área (son articulaciones relativamente pequeñas) por lo que la carga que soportan está muy concentrada y es equivalente a 10 veces la carga por cm2 que soportan las rodillas.

 

La carga vertical que soportan la articulaciones facetarias aumenta cuando la zona lumbar se coloca en extensión, y puede llegar a aumentar hasta un 70% del total del segmento en casos en los que hay disminución de la altura del disco por desgaste del disco lumbar. El aumento de la carga sobre las articulaciones facetarias está considerado como un componente muy importante en el síndrome facetario y se puede medir radiograficamente. Por eso se deben evitar posturas que aumenten la lordosis lumbar como por ejemplo el uso de tacones muy altos. 

 

Pero también las posturas por tiempos prolongados con el tronco en flexión (por ejemplo sentado inclinado hacia delante) pueden irritar las articulaciones facetarias y producir dolor. Así pues, el síndrome facetario, también tiene un componente postural. Otra causa es la traumática, generalmente con la columna lumbar en hiperextensión, que impacte bruscamente las articulaciones facetarias.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los síntomas que produce, además de dolor en la zona lumbar, pueden incluir:

  • Dolor en el glúteo y cadera.

  • Rigidez lumbar, especialmente a primera hora de la mañana o después de una inactividad prolongada.

  • Dolor difuso referido a la pierna por la cara posterior, simulando una ciática, pero sin déficits neurológicos como hormigueos o pérdida de reflejos musculares.

  • Aumento del dolor con hiperextensión lumbar.

 

Puede que hasta un 80% de los pacientes con dolor crónico lumbar tengan parte de sus síntomas provenientes de las articulaciones facetarias. En ocasiones los síntomas pueden ocurrir de repente después de un movimiento trivial del tronco lumbar, normalmente en rotación y/o flexión como agacharse a recoger algo del suelo. Un ejemplo de ello es el “acute locked facet síndrome” o síndrome agudo de la faceta bloqueada donde se produce una pérdida repentina de la movilidad muy marcada descrito por el paciente como enganchado o atascado y un dolor muy intenso a cualquier movimiento, ya que las articulaciones facetarias son extremadamente sensibles.

 


Aunque nos estamos refiriendo a la zona lumbar, también se puede aplicar de manera general a la zona dorsal y cervical. En muchos casos de tortícolis cervical el origen está en una irritación de las facetas cervicales y no de un músculo aunque haya un espasmo muscular secundario. Contracturas intensas localizadas entre los omoplatos son frecuentemente debidos a una faceta dorsal inflamada con espasmo muscular asociado.

 

En cualquier caso, la manipulación por profesionales es muy efectiva en su tratamiento por diversos mecanismos ya estudiados:

  • Liberación del meniscoide articular.

  • Reducción del desplazamiento del cartílago articular por atrapamiento crónico del menisco de faceta.

  • Reducción del dolor por activación de receptores articulares.

  • Reducción de la carga en la facetas.

  • Reducción de estenosis del agujero de conjunción causado por hiperextensión del segmento.

  • Reducción de adhesiones intra y/o extra capsulares.

  • Reducción de tensión anormal de la cápsula articular.

  • Liberación del agarrotamiento mecánico óseo.

 

En resumen, el síndrome facetario no es más que una manifestación de diversos problemas musculoesqueletales, y hay que averiguar cuales son las causas especificas de cada caso mediante el examen incluyendo estudios radiográficos para realizar el tratamiento apropiado. Se ha de tratar la causa y no sólo los síntomas que ésta produce, ya que como en la mayoría de los problemas de columna, estos tienden a empeorar con el tiempo siendo más difíciles de tratar.

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